domingo, 2 de diciembre de 2012

El poder de las palabras

Queridos adinerados ladrones: 

Al igual que un buen día Pink hizo , me gustaría sentarme frente a vosotros, miraros a la cara y navegar entre vuestros pensamientos para saber el porque. Con la intención de que pudiera comprenderos, aunque no lo creo.
Entonces os taparía la boca y os ataría a una silla para que mis palabras os quemaran los oídos, chamuscaran vuestras entrañas y como cuchillos afilados salieran lagrimas de vuestros ojos cual ácido para dejar una senda agría en vuestra cara. Solo de ese modo comprenderíais nuestro dolor.
Ya rendidos en mis manos, después de quitaros la mordaza, haría pasar uno por uno a todos los niños que por vuestra culpa este año se quedaran sin los regalos de Papanoel/Olentzero o de los Reyes Magos. Me encantaría ver el modo en que atendéis a sus lloros y les explicáis que no es que se hallan portado mal , sino que vosotros se los robasteis.
Después haría pasar a todos los jóvenes que por vuestro temor a quedaros sin nada, les robasteis todas sus esperanzas de una vida mejor con unos estudios. Sinceramente, ojala pudiera dejarles acercarse y mostrar con dolor su sufrimiento, pero al contrario que vosotros, siempre seremos legales. Os miraría fijamente y atendería atentamente a vuestras explicaciones.
Más tarde entrarían los adultos y con una simple mirada os arrebatarían todo lo más preciado que tenéis  como se lo habéis hecho a ellos.
Y por último los ancianos os recriminarían quedarse sin hogar, en una época de felicidad, mientras vosotros, amparados por la ley, disfrutáis de los 6 que tenéis.
Solo cuando vuestro sufrimiento sea agonizante. Cuando aún atados a la silla os halláis caído de dolor. Cuando sus palabras se hallan quedado grabadas en vuestra piel una por una, y cada lagrima que han derramado haya sido un hilo menos de vida que os queda, estaré satisfecha de nuestro mundo, de nuestra sociedad, y de nuestra reputadisima justicia.
Porque solo de este modo me sentiré igual de importante que vosotros.

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